Descubre los dos elementos clave de la costumbre

La costumbre es una fuerza poderosa en nuestras vidas, y a menudo subestimada. Es fácil caer en patrones de comportamiento habituales sin siquiera darse cuenta, y estos patrones pueden ser difíciles de romper, incluso cuando queremos hacerlo. Si bien la costumbre puede ser tanto positiva como negativa, es importante entender los dos elementos clave que la componen para poder manejarla de manera efectiva.

¿Qué verás en este artículo?

Elemento 1: La repetición

El primer elemento clave de la costumbre es la repetición. La repetición es lo que crea la costumbre en primer lugar. Cuando hacemos algo una y otra vez, se convierte en algo que hacemos automáticamente, sin tener que pensar conscientemente en ello. Esto es lo que hace que las costumbres sean tan poderosas: no requieren mucho esfuerzo mental para mantenerlas.

La repetición también es lo que hace que las costumbres sean difíciles de romper. Cuando hemos estado haciendo algo durante mucho tiempo, nuestro cerebro se acostumbra a eso y lo ve como una parte normal de nuestra rutina diaria. Romper una costumbre requiere un esfuerzo consciente y constante para cambiar ese patrón en nuestra mente.

Elemento 2: La recompensa

El segundo elemento clave de la costumbre es la recompensa. Cada vez que hacemos algo que se ha convertido en una costumbre, hay una recompensa asociada con eso. Puede ser una recompensa física, como la sensación de placer que obtenemos al comer algo que nos gusta, o puede ser una recompensa emocional, como la sensación de logro que obtenemos al completar una tarea.

Es importante comprender la recompensa asociada con una costumbre porque esto es lo que nos motiva a seguir haciéndolo. Si no hubiera una recompensa, no tendríamos ninguna razón para seguir haciendo algo repetidamente. Por ejemplo, si no disfrutáramos de la comida chatarra, no seguiríamos comiéndola a pesar de saber que no es saludable.

¿Cómo podemos manejar la costumbre?

Ahora que entendemos los dos elementos clave de la costumbre, podemos comenzar a pensar en cómo manejarla de manera efectiva.

1. Identificar las costumbres negativas

Lo primero que debemos hacer es identificar las costumbres negativas que queremos cambiar. ¿Hay algo que haces regularmente que sabes que no es bueno para ti? ¿Fumar, comer en exceso, procrastinar? Identificar estas costumbres es el primer paso para cambiarlas.

2. Identificar la recompensa asociada

Una vez que hemos identificado las costumbres negativas, debemos identificar la recompensa asociada con ellas. ¿Por qué seguimos haciendo estas cosas a pesar de saber que no son buenas para nosotros? ¿Qué estamos obteniendo de ellas? Identificar la recompensa nos ayudará a encontrar formas más saludables de obtenerla.

3. Crear nuevas costumbres

Una vez que hemos identificado las costumbres negativas y las recompensas asociadas, es el momento de comenzar a crear nuevas costumbres más saludables. En lugar de fumar, podemos salir a caminar cada vez que sintamos la necesidad de un cigarrillo. En lugar de comer en exceso, podemos planificar comidas saludables y hacer ejercicio regularmente. Crear nuevas costumbres nos ayudará a cambiar nuestro comportamiento y a obtener las recompensas que deseamos de una manera más saludable.

4. Mantener la consistencia

Una vez que hemos creado nuevas costumbres, es importante mantener la consistencia. La repetición es lo que crea la costumbre en primer lugar, por lo que debemos seguir haciendo estas cosas de manera consistente hasta que se conviertan en una parte normal de nuestra rutina diaria.

Preguntas frecuentes

1. ¿Por qué es tan difícil romper las costumbres?

Las costumbres son difíciles de romper porque se han convertido en patrones arraigados en nuestra mente. Romper una costumbre requiere un esfuerzo consciente y constante para cambiar ese patrón en nuestra mente.

2. ¿Por qué es importante comprender la recompensa asociada con una costumbre?

Es importante comprender la recompensa asociada con una costumbre porque esto es lo que nos motiva a seguir haciéndolo. Si no hubiera una recompensa, no tendríamos ninguna razón para seguir haciendo algo repetidamente.

3. ¿Cómo podemos crear nuevas costumbres?

Para crear nuevas costumbres, debemos identificar las costumbres negativas que queremos cambiar, identificar la recompensa asociada con ellas y luego encontrar formas más saludables de obtener esa recompensa. Es importante mantener la consistencia para que estas nuevas costumbres se conviertan en patrones arraigados en nuestra mente.

4. ¿Cómo podemos mantener la consistencia?

Para mantener la consistencia, debemos hacer las cosas de manera consistente hasta que se conviertan en una parte normal de nuestra rutina diaria. Es importante tener en cuenta que la repetición es lo que crea la costumbre en primer lugar, por lo que debemos seguir haciendo estas cosas de manera constante.

5. ¿Cuánto tiempo se necesita para romper una costumbre?

No hay una respuesta única a esta pregunta, ya que el tiempo que lleva romper una costumbre depende de muchos factores, como la frecuencia de la costumbre, la duración de la costumbre y la fuerza de la recompensa asociada. Sin embargo, se estima que puede tomar alrededor de 21 días de consistencia para romper una costumbre.

6. ¿Las costumbres siempre son negativas?

No necesariamente. Las costumbres pueden ser tanto positivas como negativas. Las costumbres positivas, como hacer ejercicio regularmente o leer antes de dormir, pueden mejorar nuestra calidad de vida y hacernos sentir mejor.

7. ¿Podemos tener demasiadas costumbres?

Sí, es posible tener demasiadas costumbres. Si tenemos demasiados patrones de comportamiento habituales, esto puede llevar a la sobrecarga cognitiva y hacer que sea difícil concentrarse en lo que realmente importa. Es importante priorizar las costumbres y asegurarse de que estén alineadas con nuestros objetivos y valores.

Lourdes López

Esta autora es una profesional de la ley y la economía. Posee un amplio conocimiento de ambas disciplinas y ha publicado varios libros y artículos sobre el tema. Se ha desempeñado como abogado y profesora en universidades de prestigio. También ha trabajado como asesora para varios gobiernos y organizaciones internacionales. Ha participado en conferencias nacionales e internacionales sobre leyes económicas y ha recibido premios por sus contribuciones al campo.

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